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¿Por qué ser voluntario?


Un ciclo más de trabajo (¿juegos?) en El Agustino ha terminado, y con él, mi periodo como coordinadora. Me uní al grupo, hace casi 3 años, porque quería empezar a pagar la enorme deuda que tengo con la vida. Hoy me encuentro con que la deuda es aún más grande.

Y es que dando es como recibimos. Un día llegas con toda una dinámica, obtenida en exclusiva de Google, sobre cómo inculcar la generosidad a los niños; y al final de la jornada te encuentras con que no han terminado el paquetito de galletas que les diste porque prefieren compartirlo con sus padres. Otro día basta con una simple conversación con cualquiera de ellos, es increíble lo que se puede ganar.

No quisiera aburrirlos (Distinguidos Señores del Jurado) con un discurso sobre lo que ha significado para mí todo este tiempo en el Magis. Pero tengo en la cabeza rondando hace algún tiempo una pregunta que me hago a mí misma: ¿por qué ser voluntari@? Intentaré responderla desde mi experiencia, de paso que hago publicidad a la causa.

§ Porque creemos en el cambio, y sobre todo, creemos que podemos ser agentes de cambio. Puedo dar testimonio de que esto, que suena tan cliché, es una experiencia muy real para el voluntario. Para medir el cambio, sin embargo, y especialmente si se trabaja con niños, los instrumentos que usemos deben ser muy finos.

§ Porque se nos acaba el sencillo (o la fuerza de voluntad para no darlo) de tanto niño/adolescente/adulto/anciano vendiendo gomitas Frugelé en las calles y los micros.

§ Porque, muchas veces, conversando con los niños, obtenemos respuestas a nuestros “grandes” problemas. Y esas respuestas son siempre tan honestas, tan prácticas, tan sencillas.

§ Vamos con una razón muy utilitaria, de la que me acabo de enterar. No me estoy refiriendo al crédito de servicio que dan las universidades. Se ha encontrado que hacer voluntariado reduce el stress y prolonga la vida de las personas. Así es, nuestro sistema inmunológico y cardiovascular funciona mejor por una combinación de oxitocina y dopamina, que aparentemente tenemos (nosotros, las almas caritativas y desinteresadas) en mayor cantidad en nuestro cuerpo.

§ Porque permite perder hasta 2 kilos de peso por semana. Ok, eso es mentira, pero la actividad ayuda J

§ Porque para comprender el mundo hay que conocerlo, y eso implica romper la burbuja que suele formarse alrededor nuestro, para ir en busca del otro.

§ Por gratitud a la vida, como comenté al inicio.

§ Porque soñamos con el momento en que, dentro de unos 10 o 15 años, nos topemos con alguno de los niños con los que hoy jugamos, y nos cuenten, con una sonrisa en los labios, cuáles han sido sus logros y cuáles son sus proyectos.

§ Porque a partir de ese encuentro seremos nosotros quienes podremos contar al mundo nuestro logro. Y la vida tendrá más sentido.

En fin, son sólo algunas de las tantas razones que me hacen sentirme feliz de ser voluntaria. Espero que todos puedan hacerse esa pregunta y ayudarme a completar la lista. Y si aún no eres voluntario, ¿qué estás esperando?