LLEGÓ LA BANDA (2DA VISITA, SETIEMBRE 2010)



“Me da miedito que algunos de los niños de aquí a unos 10 años no haya podido estudiar o quizás ande metido en líos”. (Frase de KLSP)



Bueno a cualquiera le daría miedo que niños tan indefensos sean sumergidos en la ignorancia social. Es que los queremos tanto como para soportar malas noticias, a muchos de ellos los hemos visto crecer, como a Carlitos, que ahora tiene 7 años. Lo ví desde que tenía 2 añitos, y ahora como sus amiguitos lo llaman Cholon, ya se imaginaran que a crecido y sobre todo su sonrisa despierta el cariño que le tienen todos los voluntarios. Carlitos, ya desde pequeño demuestra que tiene don de mando, cuando nos ubicamos en la cancha de fulbito, él empieza a dirigirnos desde su posición de arquero, de defensa o de delantero, es multifacético, y no se hace paltas, el manda en el juego. Y ojo en algunas ocasiones nos ha gritado con cariño: “Oe juega bien pues, vamos a perder por tu culpa”. Él quiere ganar siempre, es que los que ganan siempre experimentan una felicidad que los psicólogos llaman Bienestar, u Inteligencia emocional para desarrollar una acción. Por cierto ese mismo proceso químico que se produce en el cerebro para creer bienestar en los demás y de uno mismo, con ese mismo proceso químico Jesús llamo a sus discípulos a proclamar su Amor a la humanidad.

Y es justamente esa sonrisa de Carlitos que nos hace cuestionar el futuro de los niños de El Agustino, si bien es cierto, no somos sus padres de familias (ya quisiéramos a muchos adoptarlos), ni sus hermanos de sangre, ni su familia, pero el cariño que le tenemos supera siquiera ese vinculo familiar. Es simple, en el voluntariado al que hemos pertenecido nos ha dado la facilidad de verlos crecer, y en particular compartir con muchas sonrisas sus alegrías, y algunas veces abrazarlos cuando lloran, haber jugado con ellos en estos largos años nos da la convicción de que ahora pasamos de ser sus amigos, a quererlos como hermanos, obviamente sin teorías relativistas o dogmas cuestionables que a raja tabla cortan el proceso de hermandad.

La tarde de está quincena del mes de setiembre, nos propusimos a enfocar un tema sencillo, preparado por Jhimmy y Mónica, en está oportunidad los niños debían reconocer los instrumentos musicales. Por lo cual en la semana los emails llegaron a nuestras bandejas de correos, y con la confirmación de asistencia de los voluntarios, se proyectaba una tarde divertida.
Se proyectaba, pues con los niños nunca sabes el impacto de un tema, es que en la semana que no los vemos, sus quehaceres los absorben, además dudamos de sus maestros de escuela, porque con el mismo esquema de educación estatal podemos preocuparnos más de la cuenta.

Luego de haber escuchado sonidos de instrumentos musicales pasamos a pintar las imágenes de estos. Los colores, desperdigados en la vereda, pinta que pinte, pintando, pintar, pintaré, pintado. Todos los voluntarios atentos a cada acción artística. Katia tomando lista a los voluntarios y a los niños.
En ese mismo ínterin las hojas se acabaron y algunos niños empiezan a pintar a Mirko, las crayolas marcan la creatividad de los niños en sus brazos y su polo.


(Niños pintando el brazo a Mirko).


Así empieza la tarde a ponerse divertida.
Vera nos ha traído un balón, y empezamos a jugar “matagente”, corriendo, corriendo, y esquivando el balón la tarde ya empieza a tomar forma.

Hora de jugar fulbito gritan niños y niñas.
Luego con el pitazo inicial empieza el fulbito, los equipos empiezan con la misma ceremonia, se acomodan al campo, el balón empieza a surcar el asfalto. Carlitos desde su posición dice: Oe dame pase que yo hago el gol. Gonzalo hace un amague le pasa el balón a Kevin, este corre por la banda derecha, se aproxima al área, cede el balón a Carlitos, se acomoda, piensa, corre, amaga y dispara, Vera ataja el balón, las acciones empiezan a tornarse parejas.
Kimba, toma el balón, lo acaricia, corre, amaga, se lleva a uno a dos, ya está en el área, no es fácil de sorprender que haga un gol, pero Miguel ataja el balón, si el guardameta era Jhimmy fácil que era gol.

Así transcurre la tarde entre sonrisas, charla, pintura y con buena dosis de fe y humanidad. Aunque algunos (Gonzalo y Mirko) recibieron más dosis de humanidad. Soportar 200 kilos de niños es bastante predecir que la felicidad es el mayor premio de un voluntario que sabe sonreír y que quiere terminar como Don Ramón aplastado por Ñoño.


¡¡¡Gracias a todos los que asistieron!!!

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